El escultor Ponciano Ponzano, que se encargó del frontón de la fachada, decidió incluir dos leones de yeso (para reducir los costes), pero con la erosión y el paso del tiempo tuvieron que ser sustituidos. Esta vez los leones fueron hechos en piedra por José Bellver, aunque el resultado tampoco fue el esperado… en vez de leones parecían perros o gatos… Si sois curiosos y os preguntáis como de feos serían aún se pueden ver en el jardín de Monforte en Valencia.
Los leones que todos conocemos hoy fueron esculpidos por Ponciano Ponzano en 1865 con bronce procedente de unos cañones fundidos que habían sido incautados en la Guerra de África.
No se sabe muy bien si la ausencia de belleza de los leones de José Bellver o la procedencia del bronce de los leones de Ponzano (se veía políticamente incorrecto utilizar bronce procedente de cañones del enemigo) hizo que los madrileños acabaran bautizando a los leones como “Benavides” y “Malospelos”. Incluso, el mismísimo Leopoldo Alas Clarín escribió sus cuentos morales sobre el León Benavides: “«Yo», concluyó Benavides, «soy el león de la guerra, el de la historia, el de la cicatriz. Soy noble, pero soy una fiera. Ese otro es el león… parlamentario; el de los simulacros».”, refiriéndose a “Malospelos”.
Ahora ya todos conocemos a los leones del Congreso como Daoíz y Velarde, bautizados así en recuerdo del capitán andaluz Luís Daoíz y el militar cántabro Pedro Velarde, que protagonizaron hechos heroicos el 2 de mayo de 1808, falleciendo en la batalla.
Madrid tiene un sinfín de curiosidades e historias para ser descubiertas. Si quieres conocer un poco más de Madrid, anímate a realizar cualquiera de nuestras rutas: ¡Te sorprenderá!